Eran las 4:30 de la mañana y no me podía volver a dormir. Di vueltas. Medité sobre varios pasajes de la Biblia, pero mi corazón no estaba participando muy bien con Dios. El desaliento que sentí la noche anterior aun estaba sobre mí. Yo sólo quería volver a dormir. ¡Entonces el día siguiente comenzaron a correr hacia mí como una manada de animales salvajes!

Esta fue una sensación familiar: la ansiedad sacandome de la depresión. Durante años así fue como yo vivía.

“¡Paz! Estad quieto”

Pero he descubierto una mejor forma de vivir, Dios me iluminó la noche anterior. Era como si viera a Jesús en la luz de la luna a pie en el lago cerca de nuestra casa, haciéndome un gesto  con su mano, y diciendo en voz alta: “Paz. Quédate quieto. “Inmediatamente, me levanté, cogí mi libro de oraciones Salmos, y caminé hacia el lago.

En la tenue luz que apenas podía ver la niebla de la mañana que se cierne sobre las aguas tranquilas. Yo estaba solo y sin embargo no solo, porque varios pelícanos se pusieron junto a, mi mirando a los peces que nadaban bajo la superficie. A continuación, un halcón se disparó hacia la montaña Saddleback, donde los primeros resplandores del alba comenzaban a traer luz y color a los cielos y para mi alma. En el silencio sabía que estaba en la presencia del Señor.

Derramé mi corazón a Jesús. Escuché su inspiracion en la naturaleza y en las Escrituras. Me aferré a sus palabras en la oración. Se calmó mi alma en el calor de su abrazo. Él domesticó los animales salvajes: las reuniones y proyectos en mi calendario, las preocupaciones por mi familia.

Me aventuré en Dios

“En la mañana oyes mi voz, Señor, por la mañana me presentaré delante de ti en su altar y esperar a la espera de lo que va a hacer” (Salmo 5: 3, paráfrasis).

Oré: “Sí, Señor, ¿qué estás haciendo? ¿Qué tienes en mente para que haga hoy en tu reino? “Yo te ofrezco mi día por delante a ti Dios, dame dirección, fuerza y gloria…

Estaba de vuelta listo en mi montura, ¡listo para una aventura con Dios! ¡No hay animales más salvajes se abalancen sobre mí en la oscuridad. No más desaliento. Jesús tenía las riendas del caballo y yo me sostengo de él. Juntos cabalgamos a caballo en el día por delante.

¡La verdadera oración es una aventura con Dios!

Eso es lo que significa orar: ¡para salir a una aventura con Dios! Nosotros no tenemos que hacer que algo suceda. No hay ninguna razón para sentirnos menos por nuestras insuficiencias , no tiene sentido porque nuestras vidas no es sobre nosotros y nuestros logros, es sobre Jesús y lo que El está haciendo. Nuestra parte es ver y escuchar, luego de seguirlo para unirnos con él.

La oración no es la comprobación de una lista de peticiones que habla con Dios acerca de lo que estamos haciendo juntos, esperando que la mano del cielo para moverse en medio de nosotros a medida que avanzamos en nuestras actividades diarias. La verdadera oración esta llena de entusiasmo al ver cómo Dios nos sorprenderá con nuevas oportunidades, dirija nuestras conversaciones, nos enseñara nuevas lecciones y proveerá por los que estamos intercediendo.

Así es como me ocupo de mi día y me gusta ofrecer una oración para tener una aventura con Dios: “Con Jesús yo puedo… Mirando a la mano.”

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