¿Qué un “buen día” para ti? Para mí comienza con la oración.

Esta mañana me desperté temprano. Mis pensamientos comenzaron por el camino de la planificación de todo lo que tenía que hacer y empecé a sentir ansiedad … ¡Qué fácil es para mí en ese momento salir de la cama e ir a trabajar!

En cambio, como CS Lewis describe tan bien, dome todos esos “animales salvajes” ¡y comencé a orar! Me acosté en la cama. ¡Tome una antigua pequeña oración y me tome de ella para vida!

“¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!”

“Ten piedad de mí, Señor”, es como el Salmo 51 comienza, mi salmo de la mañana. Esta es una oración favorita para permaneciendo en Dios.

Me quede acostado un poco más en la cama inhalarlo las palabras: “Señor Jesucristo, ten misericordia de mí.” Le confesé mis pecados. Presenté cada aspecto de mi día a Dios. Y intercedí por la gente con la que voy a estar en contacto hoy.

Y hoy disparare pequeñas “flechas de oraciones”: “¡Señor Jesucristo, ten piedad de mí!”

Una simple oración del corazón en la mañana es una pequeña puerta a un buen día. Es como la puerta de la Basílica de la Natividad en Belén que conduce al sitio sagrado del nacimiento de Cristo. Nunca olvidaré agachándome tan baja para entrar en esta antigua iglesia que alberga la tierra santa donde Jesús primero tocó la tierra.

La misma pequeña oración puede “reconstruir” un día que no va bien. El profeta Zacarías enseña que pequeños comienzos son cruciales para grandes éxitos. De esta manera animaba a los israelitas para completar la reconstrucción de su templo después de que regresaron de su cautiverio en Babilonia (Zacarías 4:10).

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