Pregunte a la mayoría de estudiantes de la Biblia lo que la Gracia de Dios es y ellos respondieron “favor inmerecido.” A pesar de nuestro pecado, a causa de la muerte de Cristo tenemos a nuestro favor, la justicia de Dios en nuestra cuenta. Está esperándonos como una  garantía de nuestra entrada en el cielo cuando morimos. Pero ¿qué pasa con mi vida hoy?

Estudie la Gracia en el Nuevo Testamento y verá que a menudo se relaciona con el poder. La gracia es Dios actuando en nuestra vida, generosa y poderosamente para hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nosotros mismos. La gracia es una fuente de energía que puede ayudarnos a salir de la cama por la mañana, decir una palabra amable con un extraño, perseverar en una situación difícil, enfrentar a un temor, ofrecer compasión a alguien que nos ha criticado.

La gracia es ministrada a nosotros por el Espíritu Santo, ¡pero no  cae del cielo sobre nosotros! Tenemos que abrirnos a la gracia de Dios. Tenemos que interactuar con él. Por supuesto, no podemos ganar la gracia de Dios. Ganar tiene que ver con una actitud de orgullo. La gracia se opone a ganar, pero no se opone al esfuerzo. Esfuerzo tiene que ver con la acción. Todo depende de nosotros para aprender a trabajar con la gracia de Dios.

Éstos son algunos ejemplos de las Escrituras que muestran la conexión entre la gracia y el poder para ayudarnos a ver que la gracia no es sólo crédito en nuestra cuenta espiritual, pero es la energía de Dios que nos ayuda a actuar en el amor, la sabiduría y el poder. (Todas las escrituras son de la Nueva Versión Internacional.)

La gracia nos da el poder para servir a Dios y compartir el Evangelio  

“De este evangelio llegué a ser servidor como regalo que Dios, por su gracia, me dio conforme a su poder eficaz.” (Efesios 3:7)

La gracia nos da el poder para hacer Buenas Obras 

Y Dios puede hacer que toda gracia abunde para ustedes, de manera que siempre, en toda circunstancia, tengan todo lo necesario, y toda buena obra abunde en ustedes.” (2 Corintios 9:8)

La gracia de Dios nos da dones de servicio y nos da poder para usarlos

Tenemos dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado. Si el don de alguien es el de profecía, que lo use en proporción con su fe.” (Romanos 12:6)

La gracia de Dios nos da poder para testificar   

Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos.” (Hechos 4:33)

La gracia de Dios nos da poder para decir no al pecado  

En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” (Tito 2:11-13)

La abundante gracia de Dios fortaleció al apóstol Pablo

Doy gracias al que me fortalece, Cristo Jesús nuestro Señor, pues me consideró digno de confianza al ponerme a su servicio. Anteriormente, yo era un blasfemo, un perseguidor y un insolente; pero Dios tuvo misericordia de mí porque yo era un incrédulo y actuaba con ignorancia. Pero la gracia de nuestro Señor se derramó sobre mí con abundancia, junto con la fe y el amor que hay en Cristo Jesús.” (1 de Timoteo 1:12-14)

La gracia de Dios encendió el fuego de Dios en el Apóstol Pablo. Por eso trabajaba arduamente

Admito que yo soy el más insignificante de los apóstoles y que ni siquiera merezco ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia que él me concedió no fue infructuosa. Al contrario, he trabajado con más tesón que todos ellos, aunque no yo sino la gracia de Dios que está conmigo.” (1 de Corintios 15:9-10)

La gracia de Dios fue suficiente para hacerlo fuerte en sus debilidades. El aguijón en la carne del apóstol Pablo

Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara. Tres veces le rogué al Señor que me la quitara; pero él me dijo: Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad. Por lo tanto, gustosamente haré más bien alarde de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo. Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” (2 de Corintios 12:7-10)

La gracia de Dios fortalece. El apóstol Pedro anima a los que sufren

“Y después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables.” (1 de Pedro 5:10)

Crecemos en la gracia

“Más bien, crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ¡A él sea la gloria ahora y para siempre! Amén.” (2 de Pedro 3:18)

Sed fuertes en la gracia   

“Así que tú, hijo mío, fortalécete por la gracia que tenemos en Cristo Jesús.” (2 de Timoteo 2:1)

Nos ocupamos en nuestra salvación que Dios obra en nosotros   

“Así que, mis queridos hermanos, como han obedecido siempre —no sólo en mi presencia sino mucho más ahora en mi ausencia— lleven a cabo su salvación con temor y temblor, pues Dios es quien produce en ustedes tanto el querer como el hacer para que se cumpla su buena voluntad.” (Filipenses 2:12-13)

Una oración para recibir las gloriosas riquezas, gracia y  poder   

Por esta razón me arrodillo delante del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra. Le pido que, por medio del Espíritu y con el poder que procede de sus gloriosas riquezas, los fortalezca a ustedes en lo íntimo de su ser, para que por fe Cristo habite en sus corazones. Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los *santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos! Amén.” (Efesios 3:14-21)

Una respuesta a “Crezca en Gracia y Poder Diariamente

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