Recientemente regresé de un retiro de cinco días en soledad y silencio en el convento de Saint Andrews Abbey en la ciudad de Valyermo. ¿Cinco días? Puede parecer un tiempo muy largo, pero es la mejor manera que conozco para cultivar mi intimidad con Jesús.

Necesitaba este tiempo para reflexionar y orar acerca de mi vida y de discernir la dirección del Señor para los nuevos retiros TLC que estamos ofreciendo a los pastores y líderes.

Cada día en mi refugio privado escribí un montón en mi diario. Así es como empecé…

Un solo carril y un solo enfoque

Utilicé el viaje en coche de dos horas para vaciar mi corazón y entrar en el silencio con Jesús. Tuve desenchufado y ahora tenía que vaciarme a mí mismo: mi trabajo no lo había terminado, las responsabilidades las dejaba atrás, la tensión de una conversación difícil con Kristi, cosas que suceden en la vida de nuestros niños. En oración entregue todo esto a Dios y descanse en su suficiencia. Mi santuario de la soledad empezaba, incluso en una autopista congestionada.

Después de aproximadamente una hora de oración en silencio, a excepción de una llamada telefónica que hice a a Kristi para asegurarme de que nuestro conflicto estaba resuelto y que estábamos amorosamente unidos, he escuchado a mis lecturas de la Biblia en el Libro de Oración Común. En la lectura del Evangelio de Marcos 4 Me sentí atraído por las palabras: “Presten atención a lo que se oye.” (Versículo 24), decidí que Dios me estaba dando este versículo como tema para mi retiro. Así que leí y releí Marcos 4:21-34.

Mientras más me acercaba al monasterio el trafico se hacía cada vez menos hasta que me encontré solo en un único carril de carretera a través de las colinas altas del desierto. Mis pensamientos también fueron disipando – Estaba centrado simplemente en la Palabra de Dios para mí: “Presten atención a lo que se oye.”

Conduciendo por un solo carril de la carretera con un solo ojo en Jesús, ¡estaba justo donde tenía que estar!

Quédate conmigo en el silencio

Lo primero que hice después de llegar y acomodarme en mi habitación fue tomar una caminata de oración. Yo siempre hago esto en mis retiros. Es una gran manera de practicar, lo que dijo Jesús: “Presten atención a lo que se oye.”

Caminé lentamente alrededor del estanque de los patos. Escuché el canto de los pájaros y la corriente de agua que fluye suavemente hacia el estanque. No había ningún otro sonido, excepto los pensamientos que Dios imprimió en mi mente una y otra vez porque no estaba caminando solo, yo estaba tomado de la mano de Jesús, hable con él acerca de la belleza simple, tranquilo a mi alrededor, ofreciendo mi retiro a él, y hable con él acerca de mi ministerio.

 

Con un solo ojo en el Señor Jesús, sentí que me decía: “Quédate conmigo en el silencio. En el silencio que dan vida a tu alma. En silencio crece tu ministerio”.

La idea de Dios hace crecer nuestro ministerio pastoreado el alma me preocupo ya que apenas puedo continuar como estaba en ese momento. Le pregunté cómo quería crecer mi ministerio y la sensación de que él quería que yo utilizara más pasantes y voluntarios.

Si alguna vez se me olvida el pensamiento sobre ti

Más tarde en el servicio vespertino oré los Salmos por la noche con los monjes. Estaba fascinado por la antífona que repetimos antes y después de cantar el salmo 136: “Si alguna vez me olvido de pensar en ti, que mi lengua se pegue a mi boca.”

¡Oh que ore estas palabras con corazón sincero! ¡Qué viva con un solo ojo en Jesús, dedicado completamente a Dios a través de él. Lo siento Señor que mi corazón se distrae de ti. En verdad, te lo ruego, “Si alguna vez me olvido de pensar en ti, que mi lengua se pegue a mi boca.” Padre, te adoro por encima de todo. Jesús, tú eres más precioso para mí. Espíritu Santo confío en ti solo. Mi Señor, quiero estar siempre pensando en ti con cariño para que, si yo hablo o estoy en silencio, el amor tuyo se derrame en mi. Ruego en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu. Amén.

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