Hay un dentro de nosotros que quiere ser reconocida por hacer una diferencia positiva en las vidas de otras personas. Es por eso que cuando hacemos algo bien decimos: “¡Mira lo que hice!”

El Pastor Héroe

¡En especial queremos hacer algo grande para Dios! Y ser apreciado por esto. Es por eso que muchas personas se convierten en pastores, líderes de ministerios o se dedican a servir al Señor.

Héroes espirituales dedican su vida a servir a Dios como pastores o ir al campo de la misión de compartir el evangelio. Ellos salen de sus zonas de comodidad para alimentar a los hambrientos o animar a los niños víctimas de abusos. Se convierten en trabajadores incansables en las iglesias y organizaciones sin fines de lucro. O se sumergen en el ayuno, largas horas de oración o de otras disciplinas espirituales.

Héroes espirituales hacen sacrificios para Dios. Ellos hacen cosas buenas. Ellos ayudan a otras personas. Ellos son aplaudidos por sus sacrificios. Y, finalmente se agotan.

Hay que prevenir el agotamiento y no ser Heroico

El celo sin conocimiento no conduce a la vida (Proverbios 19:2). Eventualmente aun los héroes se agotan y deprimen. O a través de una falta moral (lo que significa una brecha de la santificación que se ha ocultado durante mucho tiempo que se expone públicamente) y contradice todo lo que han representaba. Lo vemos en nuestro mundo a nuestro alrededor todo el tiempo. No sólo en las historias conocidas de ministros “caídos”, sino también en la triste estadística de que el pastor promedio sólo dura cinco años en el ministerio.

Jesús sorprendió a todos en su día cuando confronto este espíritu de sacrificio heroico a Dios: “Si al presentar tu ofrenda en el altar y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del el altar. Ve primero y reconcíliate con tu hermano; entonces ven y presenta tu ofrenda. “(Mateo 5:23-24)

El Verdadero Héroe

Sin duda, es bueno para presentar una ofrenda al Señor – una oración especial o un generoso acto de servicio, pero Jesús nos está diciendo que tener ¡cuidado en cómo lo hacemos! La actitud de nuestro corazón es crucial. No deberíamos estar haciendo ofrendas a Dios, descuidando a reconciliarnos con un hermano o hermana. Sacrificios genuinos nos ayudan a amar a Dios y al prójimo (Marcos 12:30-31). Y no a llamar la atención sobre nosotros, sino para el Señor que nos ama y nos capacita para amar a los demás. (Ver Oswald Chambers En Pos de lo supremo, devocionales el dia 24 de septiembre y 26 lea sus observaciones sobre el espíritu heroico de sacrificio a la luz de la enseñanza de Jesús en Mateo 5:23-24.)

Jesucristo es el verdadero héroe. Lo importante no es nuestro sacrificio, pero la que Jesús hizo en la cruz por todos los hombres (Filipenses 2:6-11). El camino a la grandeza no es tratar de ser un héroe por Dios, sino la presentación al Padre y uniéndose a su obra de amor como lo hizo Jesús (Juan 4:34, 5:19). Al igual que Pablo, nuestro lema es: “Dios me libre de gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo” (Gálatas 6:14).

Una disciplina que sirve como antídoto contra el espíritu del héroe es permanecer en oración. Orar la Escritura de nuestro corazón de esta manera nos ayuda a permanecer en Jesús, que es la única manera de tener una vida llena de alegría y que da fruto para Dios que dura (Juan 15:5, 11). Permaneciendo en Jesús es el único camino para que los pastores y otros siervos del Señor para prevenir el agotamiento o un escape moral.

 

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