A un amigo mío se le hizo era bastante tarde para su cita conmigo. ¡Finalmente llegó sin aliento mientras me explicaba que 24 horas en un día no fue suficiente!

Él estaba tratando muy duro para ser un buen pastor, pero simplemente no podía lograr todo lo que su iglesia requiere de él. Tratando de responder a las expectativas de las personas en su iglesia lo dejaron exhausto. Aún peor era saber que su esposa e hijos necesitan más de su tiempo y energía. Pero él bromeaba sobre su culpabilidad, diciendo, “¡Y Jesús dijo que su yugo era fácil!”

Muchas personas con las que hablo creen que servir al Señor en el ministerio es duro. (¿Tal vez se relacione con esto? Hace años me sentía de esa manera.)

¿El yugo de quien?

Después de escuchar a mi amigo dejó salir más de su enojo, sugerí con una sonrisa, “¿Me pregunto quién te dio tanto que hacer?” (Implicación: “¿Tal vez sea el yugo de usted y no el que Jesús invita a cargar?”)

El Señor Jesús no nos da mucho que hacer. Él no nos pide que lleguemos a estar harapiento por servirle. Él no espera que hagamos felices a todos. ¡Ponemos estas presiones en nosotros mismos!

El Secreto de Jesús

¿Cómo se quedó Jesús tan a gusto? ¿Cuando la gente estaba constantemente claman por él y pidiendo su atención? ¿En peligro su vida por la tormenta? ¿Cuando tenía sólo tres años para demostrar al mundo que él era el Hijo de Dios y el Mesías? ¿Cuando se sufre tan terriblemente bajo el peso de la cruz? ¿Cuál era su secreto?

Jesús vivió el mismo bajo “el yugo suave” y “la carga ligera” que él nos ofrece su ejemplo. En medio de una situación difícil en el ministerio leemos:

25 En aquel tiempo Jesús dijo: «Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque habiendo escondido estas cosas de los sabios e instruidos, se las has revelado a los que son como niños. 26 Sí, Padre, porque esa fue tu buena voluntad.

27 »Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.

28 »Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso.29 Carguen con mi yugo y aprendan de mí, pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán descanso para su alma. 30 Porque mi yugo es suave y mi carga es liviana.»   Mateo 11:25-30 NVI

“De repente Jesús irrumpió en oración” (versículo 25, NVI). Entonces el padre le ayudó a dejar de lado su denuncia de las ciudades que rechazaron a Dios y en lugar esto hablar “con ternura” a la gente, invitándolos a unirse a su intimidad con el Padre y experimentar la facilidad y la ligereza de sus “ritmos de la gracia” (versículo 28, NVI).

El autor Dallas Willard explica en su libro en El Espíritu de las Disciplinas:

No podemos comportarnos “en el acto” como Jesús lo hizo y enseñó, si el resto de nuestro tiempo vivimos como lo hace todo el mundo …

El secreto del yugo fácil, entonces, es aprender de Cristo a vivir nuestras vidas en total, cómo invertir todo nuestro tiempo y nuestras energías de la mente y el cuerpo como él lo hizo. Tenemos que aprender a seguir sus preparativos, las disciplinas de la vida en el gobierno de Dios que le permitieron recibir el apoyo constante y eficaz de su Padre mientras hacia su voluntad (p. 7, 9).

Primero lo Primero

Jesús estableció límites, no dejo que su ministerio le abrumara. Él espera que seamos responsables de nosotros mismos y de tener fe. Respetaba a las limitaciones de la vida en un cuerpo humano. Él dormía lo suficiente, guardó el sábath. Pasó mucho tiempo en soledad y silencio, ¡sabía cómo divertirse con amigos!

Jesús puso su primera prioridad en su intimidad con el Padre y aprender de él. Este fue el origen de su amor, la verdad, y el poder que ejerció su ministerio a otros. Para entrar en el fácil yugo de Jesús es aprender a vivir y ministrar a otros por el poder de su gracia.

Usted puede vivir en Fácil yugo de Jesús. En serio déjeme mostrarle como.

 

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