Cada semana hablo con pastores, líderes de ministerios y todo tipo de personas que tratan de hacer su camino por la vida. La mayoría de ellos luchan por la preocupación. Insisten sobre sus problemas y estrategias de cómo resolverlos. O ellos se ocupan en muchas actividades por tierra de una cosa a otra, tratando de hacer más de lo que tienen el tiempo para hacer. O temen decepcionar a la gente y caminar sobre cáscaras de huevo para tratan de evitar el conflicto.

Pueden pasar semanas sin estar aún en la presencia de Dios. Yo solía vivir de esa manera también.

La voz de Dios viene a ti ya: “Estad quietos, y sabed que yo soy Dios” (Salmo 46:10).

Estad quietos

Si es difícil para ti estar quieto y entrar en el reposo del alma, descanse y después podrás averiguar por qué. ¿Qué te está causando que seas ansioso? ¿Por qué estas tan ocupado? ¿Qué ruido y actividades en su vida te están ayudando a evitar? ¿Dónde está el amor, la alegría y la paz que anhelas? Y ¿que necesitan los demás de ti?

Como psicólogo cristiano He pasado décadas de aprendizaje acerca de la ansiedad y el tratamiento para la gente. Hace años me encontré con la libertad de mi propia vida la ansiedad impulsada. Para mí y para la gente que he ayudado He descubierto que aprender a estar quietos y saber que el Señor es el antídoto más poderoso para la ansiedad.

Blaise Pascal, el gran matemático francés, científico y teólogo cristiano del siglo 17, describió conmovedoramente nuestro problema con la vida inquieta hace tres siglos: “Toda la infelicidad de las personas se debe a un solo hecho, que no pueden permanecer en silencio en su propia habitación “(Pensées).

Recuéstate en verdes pastos y el Buen Pastor confortara tu alma y te encontraras como vivir y por qué te preocupas.

Lo que te preocupa se suben a la superficie. Esta es tu oportunidad de orar acerca de su angustia emocional, inquietud física y los pensamientos errantes. Con la práctica lo que el Señor, tu pastor, acostado en sus pastos verdes, y yendo a sus aguas tranquilas entonces descubrirás con David la maravillosa verdad: “El restaura mi alma” (Salmo 23: 1-2).

Escuchar a los pájaros

¡Al parecer, hasta los pájaros saben de nuestro problema con la preocupación! ¿Has oído hablar de la conversación entre el Robin y el gorrión? Escucharos y podrían cambiar la forma en que vives tu vida – ya lo ha hecho por mí:

Dijo el petirrojo al gorrión:
“Me gustaría saber
¿Por qué estos seres humanos ansiosos
Se apuran tanto a preocuparse”.

Dijo el gorrión al Robin:
“Amigo, creo que debe ser
que no tienen Padre celestial
como nosotros, quien se preocupa por ti y por mí”.

(Elizabeth Cheney, torrentes en la soledad, 10 de octubre)

Escuchar a Jesús

Este pedacito de la rima poética me recuerda las propias palabras maravillosas de Jesús: “No te preocupes. Mirad las aves… Tu Padre Celestial se preocupa por ellos. ¿No eres mucho más valioso que ellos?” (Mateo 6: 25-26)

No pasa un día que no me doy cuenta de las aves. Me hacen sonreír. Me invitan a hacer una pausa y respirar en la belleza de Dios. Sus canciones alegres me recuerdan que los ángeles están todo alrededor de nosotros cantando alabanzas al Padre y ministrando su amoroso cuidado y protección para nosotros. Los pájaros me inspiran a no preocuparme y en vez de eso a escuchar a Jesús y ponerme en su reino de los cielos durante mi día. ¡Y dejar que los pájaros me inspiran a cantar alabanzas a mi Padre Celestial!

Trate de escuchar lo que los pájaros están cantando

Me encanta seguir a Jesús en un lugar tranquilo para escuchar y compartir mi corazón con él. Dejo mis preocupaciones con él y él me da tanta paz. A veces, como parte de mi tiempo con mi Señor observo las aves.

En este momento, en algún lugar cerca de ti los pájaros están cantando: “Quédense quietos, reconozcan que el Padre tiene cuidado de vosotros.” ¡Sonríe y cantar!

Un día, mientras observaba y escuchaba a los pájaros por encima de mi cabeza Jesús habló a mi corazón de una manera especial. Los invito a sonreír y cantar: ¡No se preocupe y escuche a los pájaros!